Las exportaciones españolas sufren por el frenazo de la eurozona

Las exportaciones españolas sufren por el frenazo de la eurozona

España ha sorteado hasta ahora el frenazo de la eurozona, pero no es inmune a sus efectos. Las exportaciones españolas se estancaron en enero, frente a las subidas por encima del 2% de Alemania, Francia, Italia o Portugal. Las ventas españolas al exterior registraron en enero una variación interanual del 0%, según los últimos datos de Eurostat, después de un diciembre en negativo (un 3,7% menos); frente a las subidas del 2% en Alemania, Italia (3%), Portugal (4%) y Francia (6%). Reino Unido fue de las pocas economías con peor desempeño que España, registrando una caída del 2%, influida por el impacto del Brexit.

Curiosamente, España es uno de los mercados europeos que más parece resistir a la desaceleración de la eurozona -ver información adjunta-. La evolución a la inversa de las exportaciones parece deberse principalmente a la falta de diversificación de mercados. Aunque para Camilo Ulloa, economista de BBVA Research, esta diferencia está distorsionada por un efecto base: «Mientras que el sector exterior español tuvo un muy buen desempeño a principios de 2018, no fue así en Alemania e Italia. Estaría más preocupado por las exportaciones alemanas por el proteccionismo».

La enorme dependencia que tiene la economía española de sus clientes europeos la hace más vulnerable a eventuales shocks que puedan surgir en el exterior. España tiene el 65,6% de sus exportaciones, es decir, dos terceras partes de sus ventas al exterior, encomendadas a la Unión Europea. Los cinco principales clientes de España son Francia, Alemania, Italia, Portugal y Reino Unido. De ellos, uno ha entrado en recesión (Italia), otro la ha salvado in extremis, pero su PIB se ha estancado (Alemania), y un tercero se enfrenta al precipicio del Brexit (Reino Unido).

En cambio, Alemania, Francia e Italia cuentan con al menos un cliente de fuera de la Unión Europea entre sus cinco principales compradores. Esta dependencia del clima comunitario, sumada a la integración de las cadenas de valor propia de la era de la globalización, terminan de configurar un sector exterior muy abierto y, por tanto, altamente sensible.

Pero la atonía del comercio terminará extendiéndose, apunta Ulloa. «Esto es un shock general, no sólo de España, que responde al debilitamiento de la economía global». «Difícilmente un país integrado en la UE va a salvarse de una desaceleración en los flujos comerciales». España, en ese sentido, tendrá a favor el precio del petróleo, «que mantendrá las exportaciones en terreno positivo».