La banca española ha logrado reducir en un 60% lo que paga por sus títulos de renta fija

La banca española ha logrado reducir en un 60% lo que paga por sus títulos de renta fija

Según datos del Banco de España, en el primer semestre de 2014 las entidades desembolsaron 4.709 millones de euros, frente a los 1.872 millones abonados en el mismo periodo de 2019. Esta caída ha venido acompañada de un incremento de las emisiones de deuda. Los bancos, tanto cotizados como no, han acelerado sus planes de financiación para cumplir los requisitos de capital impuestos desde el BCE para que las entidades dispongan de un colchón de deuda que absorba pérdidas y que, en caso de una crisis sistémica, actúe como escudo contra un shock financiero. El objetivo no es otro que el de evitar repetir errores del pasado en los que acabaron siendo los contribuyentes los que abonaron el rescate a la banca.

Las exigencias europeas han llevado a los bancos españoles a pisar el acelerador. Solo en los últimos tres años, la banca ha emitido deuda por importe de 85.000 millones de euros, según datos de Dealogic. La cuantía más elevada corresponde a 2017, ejercicio en el que la apelación de las entidades al mercado para vender activos susceptibles de absorber pérdidas en caso de resolución (MREL, por sus siglas en inglés) alcanzó los 35.000 millones. Un año después, el importe se redujo a los 20.000 millones y en los nueve primeros meses de 2019 las emisiones bancarias alcanzan ya los 30.000 millones.

Pero a la hora de fijar el cupón de una emisión no solo hay que tener en cuenta el nivel de los tipos —el swap a cinco años ha pasado del 1,26% que marcaba en enero de 2014 al -0,4% actual—. En el establecimiento del precio intervienen otros aspectos como el spread de crédito. Fuentes de mercado explican que la mejora de la perspectiva sobre España se ha trasladado de manera directa a las entidades y esto ha permitido que los bancos más pequeños puedan salir al mercado mientras que los que mayores dimensiones han rebajado su prima desde los 300 puntos a los 50 que imperan en las últimas colocaciones.

Mientras España ha ido escalando en la mejora de su calificación, la banca ha mejorado la calidad de sus activos y reducido la morosidad. A cierre del primer semestre de 2014 el rating del país era de BBB, BBB+ y Baa2, con el bono a diez años al borde del 3% y la mora financiera superaba el 12%. Cinco años después la calificación de España se situaba de A- y Baa1, la deuda con vencimiento en 2029 cotizaba en el 0,33% y la morosidad cae al 5,35%.

A esto se suma las facilidades dadas por el BCE para que los bancos obtengan liquidez. Estos no han dudado en conseguirla a través de las subastas TLTRO, dejando de lado las cédulas y la deuda sénior preferente. En su lugar han centrado los esfuerzos en las emisiones de capital. La reducción de la oferta en un escenario de tipos cero permite a los emisores rebajar el precio, pues la escasez de papel lleva a la demanda a estar dispuesta a pagar precios inferiores.