El jueves pasado el Supremo decidió que el impuesto de la hipoteca lo pagara el banco y no el cliente. Al día siguiente, la Sala de lo Contencioso Administrativo congeló esa sentencia a la espera de una decisión posterior del pleno. En principio, la banca dijo que asumía el pago del impuesto, pero tras la intervención de la sala, la mayor parte del sector ha vuelto a hacer pagar a los clientes hasta que lleguen novedades.
Desde el jueves, la banca se movilizó ante el Ministerio de Economía y el Banco de España para transmitir “la enorme gravedad que suponía la sentencia”, ya que la devolución del impuesto con 15 años de retroactividad podía acabar con la mitad del sector, según un alto ejecutivo bancario, con un coste de, al menos, 18.000 millones.
Los encargados de trasladar este mensaje fueron los máximos responsables de la AEB, José María Roldán, y de la CECA, cuyo director general es José María Méndez, que contó con la ayuda del consejo, donde están los presidentes de las entidades. Algunas entidades consultadas esperaban que estas reclamaciones llegaran al Consejo General del Poder Judicial y al Supremo. Ahora la banca confía en que el pleno determine al menos que la sentencia no tenga carácter retroactivo.
En el terreno práctico, si fue rápido el cambio de criterio en la justicia, más rápido lo fue en la banca. La Asociación Española de Banca (AEB), la CECA (que aglutina a los bancos de las antiguas cajas) y las cooperativas de crédito emitieron un comunicado conjunto el jueves pasado diciendo que acatarían la sentencia del Supremo, lo que suponía asumir el pago del impuesto a partir de ese momento, tras criticar la inseguridad jurídica provocada.
Sin embargo, el viernes, con el cambio de posición del Supremo, la mayor parte de las entidades consultadas han cambiado de opinión. Ahora creen que “la situación ha vuelto al miércoles, es decir, corresponde al cliente pagar el impuesto de actos jurídicos documentados, como se establece en la norma desde 1994”, apuntan fuentes consultadas. De hecho, las asociaciones han transmitido a sus entidades que actúen libremente.
Una minoría de bancos ha preferido asumir el coste del impuesto. La fórmula utilizada es no cobrárselo al cliente de la provisión de fondos que se realiza en las hipotecas. Otra gran entidad ha tomado una decisión salomónica: añadir una adenda al contrato de la hipoteca que establece que, si cambia la situación, el banco ayudará al cliente a reclamar la cantidad ante Hacienda, es decir, no se comprometen a devolverlo ellos. Por ahora el Santander, BBVA y Bankia no ofrecen precios de hipotecas en sus webs “porque no sabemos el coste real del crédito”, se justifican.
Las entidades admiten que, ante este lío, algunos clientes han preferido posponer la firma de la hipoteca. “Siempre que no se pierda dinero por las arras o compromisos adquiridos, es una buena solución”, dice un ejecutivo.
Entre los notarios, también hay desconcierto. La mayor parte de ellos se ha limitado a informar a los clientes de lo ocurrido. “De momento, ninguna novedad práctica en la firma de hipotecas. Tampoco hemos tenido instrucciones ni nueva postura del Colegio de Notarios”, apuntan fuentes de una de las grandes notarías de Madrid.
Los bancos que seguirán cobrando el impuesto a los clientes argumentan que materialmente es imposible rehacer los documentos de la firma de hipotecas de los próximos días para que sea el banco el que pague. “Además, los servicios jurídicos creen que sería ilegal que ahora pagáramos nosotros porque todavía la norma no ha cambiado, no ha surtido efecto la sentencia”, explica un alto ejecutivo de un gran banco.
Estas fuentes, y otros juristas consultados, recuerdan que la sentencia del jueves todavía no se ha publicado en el BOE, por lo que no es de obligado cumplimiento, salvo para las partes, si es que ya se ha notificado. Y añaden otro argumento: “Esperar acontecimientos es lo más razonable porque la sentencia no ha creado jurisprudencia ya que se precisa que haya dos, no solo una. Tras la decisión del pleno, sí se creará jurisprudencia y se aclarará todo”, apuntan desde una antigua caja de ahorros.