Los dos prevén que los impagos en los préstamos experimenten su máximo a lo largo del año que viene, si bien difieren en el alcance y la profundidad del deterioro, según señalan diversas fuentes del sector. En concreto, son las estimaciones del Banco de España las más pesimistas, mientras que las de las entidades supervisadas anticipan un crecimiento de la morosidad y un encarecimiento del coste del crédito más manejables para el próximo ejercicio.
El supervisor gobernado por Pablo Hernández de Cos llevó a cabo sus propias pruebas de resistencia al sector bancario español recientemente, como informó en el último Informe de Estabilidad Financiera. Estos ejercicios de estrés, conocidos como Flesb, aplican un marco metodológico propio que ha desconcertado a los responsables de varias entidades nacionales al arrojar unos resultados mucho más negativos que los que contempla el sector basándose en sus propios cálculos, tal y como señala un alto responsable bancario.
Estas mismas fuentes manifiestan su sorpresa ante esta disparidad de criterios, ya que tanto la previsión de impactos de los bancos como las del Banco de España están basadas en proyecciones y escenarios macroeconómicos similares.
Para los bancos españoles con una mayor presencia internacional, por ejemplo, el ejercicio del supervisor estima unos deterioros provocados por la crisis económica en España (a lo que se suma un efecto negativo en la deuda soberana) del 5,4% de toda la cartera de activos ponderados por riesgo (APR) en un escenario base, mientras que estas pérdidas por morosidad se elevan hasta el 6,5% en la hipótesis más adversa.
En el caso de las entidades primordialmente nacionales, la morosidad sobre los APR ascendería al 12,1% en el escenario base, llegando hasta el 15% en un entorno adverso. Tanto para el grupo de grandes bancos, como para los competidores focalizados en el territorio español, la ratio de capital de máxima calidad en el peor supuesto hipotético caería hasta alrededor del 8%, según el Informe de Estabilidad Financiera.
Diversas fuentes bancarias señalan que las pérdidas que se derivan de tales niveles de morosidad “están muy lejos”, para peor, tanto de la evolución actual de los impagos como de las tendencias previstas por las entidades anticipadas a los analistas.
La pasada semana, la subgobernadora, Margarita Delgado, llamó la atención a los bancos al señalar una relajación considerable por parte de las entidades en el importe de las dotaciones por insolvencias constituidas durante el tercer trimestre, algo que a su juicio “no parece muy prudente en las actuales circunstancias”, según recalcó en su discurso durante el encuentro financiero organizado por ABC, Deloitte y Sociedad de Tasación.
De hecho, buena parte de los bancos españoles mejoraron en el tercer trimestre sus proyecciones sobre el coste del riesgo (el impacto que la mora tiene sobre los préstamos) tanto para lo que queda de 2020 como para 2021. El análisis general es que, a pesar de que la mora repuntará en 2021, con las provisiones extraordinarias constituidas este año ya se ha cubierto la mayor parte del impacto.