El Gobierno de Theresa May ha publicado este jueves su propuesta sobre la futura relación del Reino Unido con la Unión Europea una vez que se consume el brexit. Londres se rebaja a pedir un Acuerdo de Asociación, un estatuto que impone enormes restricciones al país firmante y le sujeta en gran parte a la normativa comunitaria.
A cambio de este brexit muy suave, May reclama un trato privilegiado para la City londinense, que sería reconocida como un centro financiero imprescindible para la Unión Europea y a la que se consultaría antes de adoptar las normas sobre el sector financiero.
El documento británico, un Libro Blanco de 98 páginas, es fruto del tenso debate del Gobierno de May de la semana pasada, que acabó con la dimisión del ministro de Exteriores, Boris Johnson, y del negociador jefe del brexit, David Davis. Ambos han acusado a la primera ministra de apartarse del mandato del referéndum de 2016, que se decantó a favor de salir de la UE con un 51,9% de los votos.
Incluso el presidente de EE UU, Donald Trump, que este jueves llega a Londres tras su tumultuoso paso por la cumbre de la OTAN en Bruselas, se ha permitido expresar sus dudas sobre la estrategia negociadora de May. “Brexit significa brexit y la gente votó por romper con la UE”, ha señalado Trump en rueda de prensa en la capital europea. “Quizá están tomando otra ruta un poco diferente”, ha señalado.
La propuesta de May apunta, en efecto, a una relación tan estrecha con la UE que para algunos ciudadanos británicos podría resultar difícil apreciar la diferencia con la situación actual. “Nuestra propuesta garantizará que salimos de la Unión Europea sin salir de Europa”, resume May en la presentación del Libro.
Londres se muestra dispuesto a mantener normas comunes con Europa (common rulebook, en la expresión del Libro Blanco) en áreas tan diversas como todos los bienes manufacturados, incluida toda la producción automovilística; en el control sobre ayudas de Estado; o en el sector eléctrico. La relación también seguiría casi intacta en materia de cooperación policial y judicial y el gobierno de May expresa su intención de mantenerse en ciertas Agencias europeas.
El Libro solo se torna reivindicativo en el capítulo financiero, donde reclama un estatuto superior al que la Unión Europea ofrece a otros países terceros como EE UU o Japón. “Esos regímenes no son suficientes para un país tercero como Reino Unido, cuyos mercados financieros están tan profundamente interconectados con los de la UE”, advierte el documento británico.