Las empresas de alojamiento, restauración y comercio lideran la contratación entre directores y gerentes. El empleo de estos profesionales crece un 2,7% entre abril y junio tras haber tocado fondo en 2016. La recuperación del mercado laboral está llegando a todos los escalafones del mundo empresarial. 21.000 directivos encontraron un puesto de trabajo entre abril y junio, hasta alcanzar los 799.900 directores y gerentes de empresas en el segundo trimestre del año. De acuerdo con los últimos datos de la Encuesta de Población, publicados recientemente por el Instituto Nacional de Estadística, el empleo entre los ejecutivos y gestores alcanza su máximo desde hace cinco años, gracias al aumento de la ocupación entre los responsables de empresas dedicadas a alojamiento, restauración y comercio, pero también entre los directores de producción y operaciones de las compañías.
Con este dato, el empleo entre los directivos (que incluye tanto a responsables de empresas y organismos públicos de cierto tamaño como a jefes de áreas clave) certifica la buena tendencia ya iniciada en el primer trimestre del año, cuando se incorporaron otros 18.800 gerentes al empleo. Esto es muy significativo, ya que supone un cierto cambio de tendencia en el empleo para altos cargos. Hay que recordar que el número de puestos de trabajo ocupados por directivos cayó durante la crisis hasta tocar mínimos en el año 2016 (dos años y medio después que el conjunto del mercado laboral) y empezó a levantar el vuelo ya en el año pasado, aunque los datos positivos y negativos se alternaban sin llegar a consolidar una tendencia definitiva. Ahora, en cambio, la ocupación encadena el segundo trimestre en positivo, con un avance intertrimestral del 2,7%, dos décimas por encima de la media.
(Expansión, 12-08-2018)
Los sindicatos tradicionales se enfrentan al reto de renovarse o continuar igual y pasar al olvido
A finales de la década de los 90 del siglo pasado, el profesor de la London School of Economics, Richard Hyman, ya advertía de que no era tanto el sindicalismo lo que estaba en crisis sino la forma de hacer sindicalismo. Y el tiempo le ha terminado dando la razón.
La globalización y el impacto de la revolución tecnológica con el rápido crecimiento de formas de empleo atípico han sacudido los cimientos del sindicalismo clásico en un momento, además, en el que no atravesaba sus mejores horas, como consecuencia de la pérdida de confianza social en la acción sindical.
Asimismo, el descrédito que sufren los partidos políticos, salpicados por escándalos de corrupción, se ha extendido también a los sindicatos, algunos de los cuales han tenido a sus propias ovejas negras en el seno de sus organizaciones. Pero, además, se han tenido que enfrentar a un descenso de la afiliación y a nuevas realidades laborales, procedentes de la economía de las plataformas, donde al sindicalismo clásico le cuesta llegar; al tiempo que veían cómo perdían legitimidad e influencia política. Un reciente documento de la Confederación Europea de Sindicatos planteaba un interesante debate sobre si el futuro de los sindicatos estaba en peligro, y advertía de que podía estarlo si no conseguían aumentar la afiliación y atraer a los jóvenes. Para Carlos Gutiérrez, secretario de Juventud y Nuevas Realidades del Trabajo, de CCOO, «las mutaciones en el mundo del trabajo que han tenido en consecuencia una expansión de la precariedad laboral que principalmente sufren, aunque no sólo, jóvenes y mujeres» exigen a los sindicatos «realizar cambios en la acción sindical para extender la organización a estos espacios», y para adaptarse «a las nuevas trayectorias laborales fragmentadas», de tal manera, que puedan «seguir siendo útiles».
Desde hace algún tiempo, CCOO está tratando de canalizar las aspiraciones y los problemas de estos trabajadores, conscientes de que si no lo hacen el sindicato terminará debilitándose.