El Banco de España sostiene que la banca española tiene solvencia suficiente para absorber las consecuencias de la guerra en Ucrania y la subida de la inflación. Pero recomienda a las entidades que mantengan en sus balances las provisiones extraordinarias hechas durante la pandemia ante la incertidumbre sobre la evolución de la morosidad.

La banca española tiene 94.000 millones de euros de créditos en vigilancia especial y están creciendo a un ritmo del 14%. En el caso de las empresas, a una tasa del 25,7%, según datos extraídos el Informe de Estabilidad Financiera del Banco de España. Estos préstamos son los que presentan dificultades de pago. Todavía no son morosos, pero pueden acabar siéndolo y exigen dotar provisiones.

A eso se suma el repunte de los préstamos refinanciados provocado por los créditos ICO. De ellos, en situación de impago hay 3.000 millones de euros. Y en situación de vigilancia especial se encuentran 17.900 millones. Es decir, un 20% del total.

De acuerdo con la normativa contable actual, los bancos están obligados a contabilizar como moroso el préstamo en su totalidad en caso de que haya un impago, a pesar de que estos créditos tienen un componente de aval público.

Según Ángel Estrada, director general de Estabilidad Financiera y Regulación del Banco de España, el grueso de los créditos ICO vencen de aquí a septiembre y será entonces cuando se conocerá la morosidad provocada por la pandemia, que hasta ahora no ha repuntado debido a las moratorias y apoyos gubernamentales. La tasa de mora se encuentra situada en el 4,3%.

El mercado inmobiliario en España, a diferencia de otros países, todavía no da señales de preocupación, según el Banco de España. "Se observa una pequeña sobrevaloración de los precios de la vivienda, pero no un sobrecalentamiento. Podría tener su origen en los bajos tipos de interés de los últimos años y, más recientemente, en el incremento del precio de los materiales de construcción", explica Estrada.

El Banco de España ha constatado que el sector bancario español cuenta con una adecuada capacidad de resistencia para absorber el impacto que tendría en su solvencia un severo de deterioro de las perspectivas macroeconómicas como consecuencia de la invasión rusa en Ucrania y la escalada de la inflación. Según el ejercicio de estrés realizado, el consumo de capital ascendería a tres puntos porcentuales sobre el escenario base que maneja el Banco de España.